
Nadine:
Mi crónica.
¿Qué si te extraño? Si, te extraño un poco, aún no te he olvidado, quiza nunca llegue a olvidarte. Y es que tu presencia fue como la marca trascendental y por un momento, un breve momento, creí haber encontrado una nítida felicidad.
Más que los besos eternos en largas noches de invierno extraño tus labios finos aún cuando sabía que tenía que huir de ellos desde el primer momento.
Mas que tu mirada clara, que parecía enamorada, extraño la asimetría de tus ojos verdes.
Más que tu risa volcada en estridencia, extraño la mueca absurda al sonreir.
Màs que tus manos, extraño las falanges hundidas en mi pecho.
Pero ahora estás muerto, de la muerte física, de la muerte éterea. Y mi poder es vano, complicado y mis alas están rotas..
¿Que si te quiero? Si, te quiero un poco, tan poco como tú me quisiste a mi.
Y es que te has convertido en un muerto; un muerto que he querido como se debe querer, como Sócrates hubiera amado.
Mi eros... deseo, belleza y pasión.
Mi strogé... mi casa, mi comida, la cálida humedad de mi colchón, mi hermano.
Mi xenía... te besé , te adoré, aún sin saber nada de ti. El extraño, el desconocido
Mi philia... aún en tu lecho de muerte, aún después morir has sido un amigo.
Mi agape... para dejarte morir tuve que sufrir, tuve que aceptar tu resurección en otros campos, la abnegación.
Si, estás muerto, ya lo sé, no hay resurección para mí, solo un campo de margaritas amarillas, estás muerto pero aún vives aqui.
Y es que a veces me dan ganas de escribir y solo con tu muerte escribir renació en mi.
Estás muerto...claro que lo sé, solía no aceptarlo, ahora ya me resigné.
Pero hay días como este... me armó de valor, te visito...
...Y frente a la tumba, pongo algunas rosas...
Susannah.
A Marte, el mas bonito de todos.